Factor X es la indiscutible revelación popular de Cuatro en este final de temporada. Desde que una valenciana sorprendiera a propios y extraños con su canción de "Ponte el cinturón, protege tu vida. Tú seguridad es muy importante..." estaba claro que la cosa apuntaba alto. Los fenómenos YouTube son una predicción cada vez más fiable de lo que puede pegar fuerte. En este caso, esta señorita y sus reproducciones de videos en la web de videos han ayudado a que la gente se enterara de este programa. Su actuación estrella cuenta ya con casi un millón de visitas. Esto le viene como anillo al dedo a Cuatro, que le gusta hacerse notar, y le gusta sobre todo desde que una chica se hiciera famosa en todo Internet gracias a un reportero de Callejeros que le preguntaba sobre una mancha blanca que llevaba en el pelo. “¿Pasta de dientes?”. “Es otra cosa”, “no me acuerdo de lo que es”, respondió ella. Queriendo o sin querer ya tiene a otra mujer que le sirva para ganar notoriedad.
Factor x cuenta con tres jueces implacables pero con corazón, desde el paternal Jorge Flo hasta el estridente Miqui Puig y sus esfuerzos por destacar por encima del resto, sin olvidar a Eva Perales. A esto le unes una selección de participantes de lo más variopinta, con gente de toda edad y condición, desde grandes cantantes en busca de la oportunidad de su vida hasta descubrimientos asombrosos.
Desde luego, facilidades para lograr convertirse en famoso no faltan. Si anteriormente fue Operación triunfo, Gran Hermano o La casa de tu vida quienes brindaron la opción de salir en la pequeña pantalla a hacer el indio y así convertirse en nuevos productos mediáticos, ahora Factor X sigue con la saga. Desde luego, si querían ser una cadena diferente con productos de calidad, no creo que lo estén consiguiendo. Pero si lo miras por el lado de todas aquellas personas anónimas que ven en estos programas una forma de cambiar sus vidas, desde luego, pueden darse con un canto en los dientes.
jueves, 14 de junio de 2007
miércoles, 13 de junio de 2007
Jugando a ser actores
Que no es Dani Martín, que es ‘Corso’. No hay manera de sacarle de encima el “sambenito” al chico. Con este papel de jefazo policiaco que ha adoptado en la nueva serie de Cuatro el cantante de El Canto de el Loco, perdón, ahora actor de Cuenta atrás, y los telespectadores que siguen viéndole como artista de la voz y no de la interpretación. Y no me extraña, porque el hombre le pone ganas pero, a veces, no sólo las ganas cuentan para hacer bien las cosas. En este caso se necesitaría algo más.
No sé si Dani Martín capta tanta audiencia como la que espanta, pero el caso es que él solito se carga buena parte de la credibilidad de la serie.
Lo curioso, es que en sus años mozos estudió interpretación y después no tuvo éxito delante de la cámara. La verdad es que podía haber aprovechado mejor las clases, porque lo que es entonar y vocalizar brilla por su ausencia. Pero claro, ahora es otra cosa. No es que haya mejorado esta faceta artística, ya que la sensación de actor aficionado y descentrado que da, casi hace mal a los ojos, sino que el ser un cantante de fama mundial le ha abierto las puertas, como mínimo en la pequeña pantalla. A ver cuánto dura. Por lo menos, le oí decir honradamente el otro día en un programa de radio que él tenía muy claro que si le había surgido esta oportunidad era gracias a su afamado grupo musical, El canto del Loco.
Por lo menos, siempre nos quedará el consuelo de que otros chicos malos también se ganen el sueldo jugando a ser actores. Steaven Seagal y Chuck Norris encabezan esa lista.
martes, 12 de junio de 2007
A ver si una piedras les cae en la cabeza y les soluciona el problema
Hay que ser burro, cazurro, palurdo, etc,etc,ec. Me refiero a los cuatro o cinco 'valientes' que a cara cubierta se atrevieron a apedrear la casa del presidente del Espanyol, Daniel Sánchez Llibre, al termino del encuentro que enfrentó al Barça con el Espanyol. Esto demuestra el mal perder, de por lo menos cuatro energúmenos culés. Por esta misma regla de tres, la temporada pasada algún aficionado del Espanyol podría haber apedreado sin ningún complejo la vivienda de Joan Laporta. Si recordamos,el Barça ganó al Espanyol, y los periquitos se quedaban muy cerca del abismo de la Segunda división. Me sorprende, y mucho, porque una vez más se ha demostrado que el deporte para algunos, es algo más que éso, deporte.
Es evidente que en todos los sitios hay personajes que nacieron sin cerebro, cosa que afecta, no solo a sus actos, sino también a la forma de vida. Pero veo cruel que un presidente de fútbol, cuyo equipo simplemente se limitó a jugar su partido, como buenos profesionales, vea su integridad física amenazada por culpa de algunos indeseables. Que razón tiene el dicho ese de que "cuanto más alto llegues, más fuerte será la caída". Da la impresión de que la buena racha culé de las últimas temporadas ha provocado que a la hora de que vengan mal dadas, algunos no lo sepan aceptar.
Es evidente que en todos los sitios hay personajes que nacieron sin cerebro, cosa que afecta, no solo a sus actos, sino también a la forma de vida. Pero veo cruel que un presidente de fútbol, cuyo equipo simplemente se limitó a jugar su partido, como buenos profesionales, vea su integridad física amenazada por culpa de algunos indeseables. Que razón tiene el dicho ese de que "cuanto más alto llegues, más fuerte será la caída". Da la impresión de que la buena racha culé de las últimas temporadas ha provocado que a la hora de que vengan mal dadas, algunos no lo sepan aceptar.
viernes, 8 de junio de 2007
Himno español
A ver quién es la guapa de la modista que le diseña ahora un vestido a medida a España. Los himnos nacionales de casi la totalidad de los países que componen este planeta nuestro llamado tierra tienen una letra que le viste y que evita su desnudez. España es una excepción, ya que desde la dictadura de Francisco Franco la sintonía carece de ella. La propuesta que ha lanzado el Comité Olímpico español (COE) por medio de su presidente, Alejandro Blanco, viene en el momento en que el cuerpo humano de la nación parece estar en un estado de desmembramiento atenuado. Lo que significa que va a ser difícil hacer una indumentaria que le guste a todo el pueblo. Como todo atuendo no es habitual que le guste a todo el mundo, de ahí el famoso dicho de “para gustos, colores”.
Hace poco que hemos conocido esta propuesta, pero las reacciones que se producen en la calle me han llamado mucho la atención. No faltan opiniones de diferente índole. Por un lado, los hay quienes quieren que el “triunfa España, alzad los brazos hijos del pueblo español que vuelve a resurgir…” vuelva a ser la bandera de nuestro himno. Por otro, los que prefieren el “soldados la patria nos llama a la lid, juremos por ella vencer o morir…” Luego están los que se cachondean y piensan que el “Franco, Franco, que tiene el culo blanco y se fue a Paris y…” le vendría como anillo al dedo. También están los coherentes que lo consideran un razón lo suficientemente seria como para tomárselo con el rigor requerido y hacer una letra adecuada. Un atuendo que vista de manera elegante a esta nación llamada España. Por último, hay una serie de individuos, los que se encuentran en uno de esas extremidades que quieren ir aparte del cuerpo y que consideran que el poner una letra al himno no es más que otra milonga de algunos interesados.
Comparo esta iniciativa con la de ese hombre que el otro día saltaba al terreno de juego durante un partido de fútbol internacional para agredir a un hombre negro que acababa de cometer el enorme e imperdonable pecado de señalar una pena máxima, y veo que ambas acciones tienen mucho en común. Se producen en el momento menos adecuado o, como mínimo en un momento poco indicado, debido a la fuerte tensión territorial. Son obvias las consecuencias que acarreará el puñetazo del aficionado a su Selección, pero también me imagino la imagen que puede traer en un futuro un deportista español que no cante el himno. Que si no se lo sabe, que si no se siente español, etc. A la polémica que ahora ya se siembra cuando nace la sospecha de que un determinado jugador no quiere acudir a un compromiso con la Selección, habrá que añadir este supuesto. ¿Y qué resultará? Pues más polémica.
No sé si algún día veremos ese vestido que acompañe a ese cuerpo. No sé si será un vestido rojo y oro o si será rojo, amarillo y gualda. No sé quién será la modista que lo fabrique y si estará compuesto de lycra, con lo cual al menor rasguño se romperá, o si será de una material mucho más consistente. Un componente que siente las bases de una sociedad duradera e imperecedera.
Hace poco que hemos conocido esta propuesta, pero las reacciones que se producen en la calle me han llamado mucho la atención. No faltan opiniones de diferente índole. Por un lado, los hay quienes quieren que el “triunfa España, alzad los brazos hijos del pueblo español que vuelve a resurgir…” vuelva a ser la bandera de nuestro himno. Por otro, los que prefieren el “soldados la patria nos llama a la lid, juremos por ella vencer o morir…” Luego están los que se cachondean y piensan que el “Franco, Franco, que tiene el culo blanco y se fue a Paris y…” le vendría como anillo al dedo. También están los coherentes que lo consideran un razón lo suficientemente seria como para tomárselo con el rigor requerido y hacer una letra adecuada. Un atuendo que vista de manera elegante a esta nación llamada España. Por último, hay una serie de individuos, los que se encuentran en uno de esas extremidades que quieren ir aparte del cuerpo y que consideran que el poner una letra al himno no es más que otra milonga de algunos interesados.
Comparo esta iniciativa con la de ese hombre que el otro día saltaba al terreno de juego durante un partido de fútbol internacional para agredir a un hombre negro que acababa de cometer el enorme e imperdonable pecado de señalar una pena máxima, y veo que ambas acciones tienen mucho en común. Se producen en el momento menos adecuado o, como mínimo en un momento poco indicado, debido a la fuerte tensión territorial. Son obvias las consecuencias que acarreará el puñetazo del aficionado a su Selección, pero también me imagino la imagen que puede traer en un futuro un deportista español que no cante el himno. Que si no se lo sabe, que si no se siente español, etc. A la polémica que ahora ya se siembra cuando nace la sospecha de que un determinado jugador no quiere acudir a un compromiso con la Selección, habrá que añadir este supuesto. ¿Y qué resultará? Pues más polémica.
No sé si algún día veremos ese vestido que acompañe a ese cuerpo. No sé si será un vestido rojo y oro o si será rojo, amarillo y gualda. No sé quién será la modista que lo fabrique y si estará compuesto de lycra, con lo cual al menor rasguño se romperá, o si será de una material mucho más consistente. Un componente que siente las bases de una sociedad duradera e imperecedera.
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