Aznar, en estado puro

No lo dijo, pero lo dejó entrever. Y eso es más que suficiente para que levante la polémica que ha suscitado tratándose del tema del que se trata y viniendo de quien viene. Las palabras del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, en un acto electoral celebrado en Calatayud (Zaragoza), acusando al actual presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, de conducir a España hacia una nueva Guerra Civil no han dejado indiferente a nadie.

A los dos días de que sus acusaciones resonaran en toda España, Aznar escribió al diario El País para denunciar que de su boca nunca salieron las palabras "Guerra Civil", y sí acusó al presidente del Grupo Prisa, Jesús de Polanco, de haber proclamado poco tiempo antes que sí que había gente que desearía volver a aquella época Lo que sí que queda claro es que, pese a no referirse con esos mismos términos, la acusación si que giraba en torno a esa idea.

No es la primera vez, en los últimos días, que Aznar abre la boca y posteriormente tiene que rectificar. Ocurrió ya hace dos semanas cuando criticó e ironizó sobre la campaña de la DGT, No podemos conducir por ti. En un acto organizado en Valladolid, en el que recibía la medalla de honor de la Academia del Vino de Castilla y León, Aznar se atrevió a comentar que a él no le gusta que le digan "no puede ir usted a más de tanta velocidad, no puede usted comer hamburguesas, debe usted evitar esto" y, también, dejó claro que tampoco quiere que conduzcan por él. Dos días después tuvo que comparecer ante los medios señalando que sus palabras habían sido malinterpretadas.

Siempre ha pecado el ex dirigente del PP de meter la para con sus declaraciones desde que dejara el poder, sin entrar en lo que hacía cuando era presidente, pero ahora lo hace en un momento poco indicado, con las elecciones generales a la vista. Da la impresión de que con estas salidas de tono lo que José Mari Aznar consigue es atraer mayor crispación sobre su persona y, también, sobre su partido. No son manifestaciones que ayuden a dar buena imagen del Partido Popular, pero tampoco ayudan a apaciguar este clima de hostilidad que se está creando en torno al debate público de la unidad de España.